En Triana hay una reina
situada en calle Pureza
a la que todo el mundo reza
y todo el mundo espera.
Y a esa madre que llora le acompaña
con su paso Trianero,
de costero a costero,
un caballo que alumbra la mañana.
Es por eso que Sevilla siempre espera
a que llegue esa noche de primavera
para poder Madre, rezarte y mirarte
cantando alegre, tu salve trianera.